Ella, la autora, es Patricia Holmes que, además de ser nuestra querida prima inglesa, pinta y ¡cómo!. Por eso y por mucho más... decimos que no es sólo una cara bonita...
Este faro es una pequeña muestra de su obra con la que, si nos deja, iremos ilustrando y dando color a esta y otras notas.
Como hace mejor tiempo, entre José (MiSanto) y yo hemos barnizado las ventanas de toda la casa que, aunque es pequeña, nos ha dejado derrotados -sobre todo a mí- porque no estamos acostumbrados a estas tareas. No han quedado mal y era una de esas cosas que "había que hacer".
Sigue haciendo frío, por lo que ayer disfruté de mi tarde en casa tejiendo (que está para ello) estos dos gorritos con unos restos de lana que tenía. Modelo: Valery de Cathy Carron y que publica en su libro Hip Knit Hats.
Como no están LasNiñas aquí para "modelar", hemos hecho unos apañitos para la foto. Por cierto, nos quedamos con lo POSITIVO, siempre.
Como la carnicería que frecuenta Merilló en Independencia me queda un poco fuera de mano, ayer por la noche saqué del congelador un “preparado para cocido” de los que venden en Mercadona y que incluye: un muslo de gallina, un trozo de tocino, un trozo de morcillo y un hueso de rodilla. Y puse los garbanzos en remojo.
Ingredientes (para 4 personas)
Preparado para cocido de Mercadona
1 longaniza de Avilés
1 chorizo (opcional, hoy no tenía)
300 gramos de garbanzos
3 patatas medianas
1 puerro
1 zanahoria
sal, una pizca de comino (que ayuda a hacer las digestiones)
Para acompañar: lombarda cocida y rehogada con un poco de cebolla y manzana
Preparación
Meto en la olla rápida (*) con abundante agua todos los ingredientes, excepto las patatas y la zanahoria porque necesitan menos tiempo.
(*) La mía es Fagor (y esto va por ti, Chung, que la tienes también y porque TuSán se merece comer algún potaje caliente de vez en cuando, pues no sólo de amor vive el hombre… ni, por supuesto, la mujer) y con 7 minutos quedan casi cocidos.
Destapo, (con precaución, Chung; sabes que hay que esperar a que deje de salir el vapor) aparto algo de caldo para hacer en otra olla la sopa con un puñado de fideos de cabello de ángel (como le gustaban a MiBabu, tanto que de pequeño lo llamaban Fideuets).
Ahora, de nuevo en la olla rápida en la que están los garbanzos y el compango, pongo las patatas y la zanahoria sobre el “rallador” para cocer al vapor, añado, si hace falta, algo de agua, cierro bien, 5 minutos y listo.
No vengáis tarde que ya está la mesa puesta.
Sólo me queda una docena de los kiwis asturianos (más pequeños y más dulces que los de Nueva Zelanda, y de aspecto más irregular, más auténtico) que me trajo Isamó, por lo que voy a mezclarlos con tres o cuatro manzanas de origen -para mí- desconocido que tengo en el frutero y voy a hacer un poco de mermelada.
Ingredientes
700 gramos de fruta en total
250 gramos de azúcar blanco
250 gramos de azúcar moreno de caña, sin refinar
zumo de un limón
Preparación
Meto la fruta pelada en una cacerola con 100 ml de agua para que hierva a fuego medio-fuerte unos cinco minutos, se ablande y suelte algo de su propio jugo. Le añado el del limón y el azúcar. Lo dejo hervir así otros cinco minutos para luego continuar la cocción a fuego medio-bajo durante una hora o más, removiendo con frecuencia.
Cuando adquiere la consistencia deseada (a mi me gusta que se noten los tropiezos de fruta y que quede gordita), vierto la mermelada bien caliente en unos tarros que he esterilizado previamente en el microondas, los cierro y los dejo enfriar boca abajo para que se haga el vacío.
¿Qué tiene de especial? Pues que a Wafa se le ocurrió la brillante idea de traer cruasanes de Camilo de Blas que para mí son los mejores...
Ya sólo entrar en la confitería te traslada en el espacio y en el tiempo a un universo diferente. El local, que ocupa el bajo de un edificio modernista de la calle Jovellanos, es fascinante y los que lo conocéis sabéis cómo y a qué huele a cualquier hora del día.
El resto, un café bien cargado, tostadas con miel y un delicioso aceite de oliva, prensado en frío, que nos trajo Pó de Andalucía y que sabe a gloria, un zumito, nuestras semillas de lino...
Por cierto, se nos está acabando la mermelada de kiwi.
E incluso más adictivo me ha resultado el tejido del chal Saroyan.
Tengo que confesar, en cualquier caso, que podría pasar delante de una caja de bombones de Peñalba sin padecer tentación alguna. Pero MiSanta NO.
Con esta labor me ha ocurrido todo lo contrario (o lo mismo que a MiSanta con los chocolates): empecé a tejer y no pude parar hasta que la rematé, y disfruté tanto que ya he comenzado otro…
