Tradición vs. modernismo para hacer patria

Mocadors de fer farcells / pañuelos de fardos

Estas telas, que siempre me han encantado, forman parte de la más pura tradición popular catalana y no han cambiado mucho a lo largo del tiempo. Las utilizaban antiguamente los campesinos para anudárselas al cuello, a la cabeza y también, por su resistencia, como hatillo para transportar todo tipo de productos.

Isabelita ha customizado estos para nosotros con un primoroso encaje de bolillos, convirtiéndolos en unos delicados teatime tablecloths. Wafa ha añadido los portavelas gaudianos, que también nos regaló ella, como atrezzo para la foto y para dar un sentido al título.

Una de las orquídeas...

... de la cocina está así de radiante y no es porque yo las cuide demasiado... Hasta se me olvida regarlas. Aunque, a juzgar por su hermoso aspecto, deben de encontrarse cómodas en este iluminado rincón que les hemos adjudicado.

Nazareno...

... o Coleus es el nombre de estas plantas que tiene SantaMum en su terraza. A ella le encantan y a mí, qué queréis que os diga, ni fú ni fa... pero, como sobre gustos no hay nada escrito, aquí dejo la foto. Este año, supongo que gracias al abono mágico de Lázaro que compra en el chino de debajo de su casa, hasta han florecido...

Aromas que nos acercan

Antes de acostarme, disfruto abriendo el cajón de la mesita de noche que guarda mi fragante, y ya no tan pequeña, colección de jabones para recibir el intenso olor a limpio que desprenden.

Jabón con soporte de plata que trajo Tatina de Estambul

Lolo desde Colonia

Todos y cada uno de ellos son especiales para mí porque, además de su perfume, me ofrecen sobre todo el recuerdo del cariño de quien me lo ha entregado.

En un rincón...

... de la terraza de MiSanta/Mum ha ido floreciendo silenciosamente su Hoya carnosa o flor de cera. Ella dice que esta planta es extranjera y no le falta razón pues procede del sur de China y Australia.

... y en uno de los tiestos de la ventana de mi cocina han brotado, a los pies de la Hierbaluisa, estos champiñoncitos que, aunque con menos glamour que la flor de Mum, no dejan de tener su gracia.